Maha Chohan – Gran Señor
El Maha Chohan, como Representante del Espíritu Santo, encarna la luz blanca de todos los rayos y enseña el equilibrio de siete pliegues de los rayos de los Siete Poderosos Elohim, que a su vez se manifiestan sobre la frente del iniciado como una corona de luz cristalina cuando se alcanza la maestría de Dios de los siete rayos.
El Maha Chohan es una ayuda muy presente para todos los que lo llaman. Debido a su compromiso con toda la humanidad de «Estoy manteniendo la llama por ti hasta que seas capaz», a este verdaderamente Gran Señor se le llama el Guardián de la Llama. Es el otorgador de la maestría de Cristo a través de las disciplinas de la elección correcta y la acción correcta, siguiendo el camino de ocho pliegues del Señor Gautama Buda, que se asemeja al camino enseñado y demostrado por Jesucristo.
Estas disciplinas se logran a través del dominio del libre albedrío, de los deseos y del cuerpo de deseos, y del camino del Sagrado Corazón y el Rayo Rubí mientras el iniciado equilibra la llama trina y alcanza el equilibrio en la luz blanca de los siete rayos en sus chakras. Participar en el servicio a la Comunidad—el cuerpo mundial de Portadores de Luz—mediante el compromiso de las fuerzas, el cuerpo, la mente y el alma, es el medio para lograr este objetivo.
Representante del Espíritu Santo
El Maha Chohan es el representante del Espíritu Santo. El que ocupa este cargo en la jerarquía representa al Espíritu Santo del Padre-Madre Dios, de Alfa y Omega, a las evoluciones de este planeta y al reino elemental. El retiro del Maha Chohan, el Templo del Confort, está ubicado en el plano etérico con un enfoque en el físico en la isla de Sri Lanka, donde se anclan la llama del Espíritu Santo y la llama del Confort. Su llama gemela es Pallas Atenea, la Diosa de la Verdad.
Maha Chohan significa «Gran Señor», y el Maha Chohan es el Gran Señor de los siete chohanes, el director de los siete chohanes de los rayos. Entre las cualificaciones para este cargo en la jerarquía está el logro de la adeptidad en cada uno de los siete rayos, que se funden en la pura luz blanca del Espíritu Santo. Con los siete chohanes, él inicia nuestras almas en la preparación para recibir los nueve dones del Espíritu Santo, de los cuales habla la Biblia, 1 Corintios 12:4-11.
Dado que el Espíritu de Dios impregna la naturaleza y al hombre como la esencia vital del fuego sagrado, el representante del Espíritu Santo debe estar calificado para interpenetrar toda sustancia a través de la difusión de su conciencia y también para extraer la llama que sustenta la vida en el hombre y la naturaleza a través de la focalización de su conciencia.
El elemento que corresponde a la llama del Espíritu Santo es el oxígeno. Sin ese elemento, ni el hombre ni la vida elemental podrían continuar su servicio. La conciencia del Maha Chohan es, por lo tanto, comparable al Gran Imán del Sol Central. Él enfoca el imán sobre el planeta que atrae a la Tierra las emanaciones del sol que se requieren para sostener la vida.
El Poder de la Presencia del YO SOY
Finalmente, el Maha Chohan prepara al ser Cristificado para el empoderamiento por parte del Señor, la Poderosa Presencia del YO SOY, del «todo poder en el cielo y en la tierra». Conferida a través de Maitreya, esta iniciación fue aclamada por nuestro Señor y Salvador cuando dio el gran mandato a sus discípulos:
«Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí, yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo».
Iniciaciones de los Siete Chakras a través de los Siete Chohanes de los Rayos
Verdaderamente, la clave para la Cristiandad a través de la obediencia amorosa al Padre y al Hijo se cumple en la aceptación del llamado de Jesús a ser mediador de la Palabra y la Obra del Señor. Reflejando su conciencia para que todos vean su imagen reflejada, el discípulo se está preparando para recibir las iniciaciones del chakra del Espíritu Santo dadas por la mano del Maha Chohan a través de los Siete Chohanes según los grados de los siete rayos.
Estas iniciaciones son los pasos y etapas medidos de la preparación del alma para recibir y ponerse las gracias de los nueve dones—primero como un velo nupcial, su pura concepción de la calidad, virtud y vibración de cada don, y luego como el vestido de bodas, la plena conciencia y llenado de la llama del don y su aplicación en sus ministerios a la vida.
Los siete chohanes la familiarizan con los poderes, principados y huestes angelicales de los nueve dones del Espíritu Santo mientras se aplica diligentemente a ponerse las gracias, incluso cuando cada don otorgado es embellecido por su calificación especial de los rayos.
Mientras se lleva a cabo esta formación, el Maha Chohan fortalece las fibras del espíritu en su papel de consejero, consolador e iluminador, sentando bases firmes para que las esferas arco iris desciendan en anillos concéntricos de Luz, coalesciendo la aura del cuerpo causal alrededor del sol central del chakra del corazón aquí abajo, como Arriba. Tiernamente, el Gran Señor muestra a cada novia de Cristo cómo llenar los lugares ásperos y hacerlos llanos para reflejar la presencia sanadora del Espíritu Santo para toda la vida.
Y para aquellos que tienen la comprensión de la Luz Interior (para usar un término Cuáquero), diremos que la entrega de los nueve dones es, por definición, la transferencia de la matriz inicial del poder de los tres por tres que el discípulo debe aprender a manejar, mejorándola a través de la llama trina equilibrada y la ciencia de la Palabra hablada.
El Maha Chohan Está Presente en Tu Nacimiento y Muerte
El Maha Chohan ministra a cada persona en la Tierra cuando entramos en este mundo y cuando salimos de él. En el momento de ese nacimiento, él está presente para respirar el aliento de vida en el cuerpo y para encender la llama trina que se baja a la manifestación en la cámara secreta del corazón.
El Maha Chohan también asiste en la transición llamada muerte, cuando viene a retirar la llama de la vida y a retirar el aliento sagrado. La llama, o chispa divina, regresa al Santo Ser Crístico, y el alma, revestida con el cuerpo etérico, también regresa al nivel del Santo Ser Crístico.
El Maha Chohan y la Llama del Espíritu Santo Iniciación:
Los chakras y el Todo Poder en el Cielo y en la Tierra Dones del Espíritu Santo: Los Nueve Dones Multiplicados por el Libre Albedrío y la Llama Trina
Retiro: Ceilán (Sri Lanka)
Vibración: Blanca, Rosa, Rubí, Núcleo de Fuego Blanco de Todos los Rayos
Música: La radiación del Maha Chohan se dibuja a través de la composición musical Homing, de Arthur Salmon.
Gema: Diamante, Diamante Amarillo, Topacio, Rubí, Cuarzo Rosa, Berilo Rosa, Perla
Calidad: Confort, Iluminación, Aliento de Vida
Día: Libertador del Fuego Sagrado de los Siete Rayos/Todos los Días
Las Vidas Anteriores del Maha Chohan
El Maha Chohan estuvo encarnado como el poeta ciego Homero, cuyos poemas épicos, la Ilíada y la Odisea, incluyen a su llama gemela, Pallas Atenea, como figura central. La Ilíada cuenta la historia del último año de la Guerra de Troya, mientras que la Odisea se centra en el regreso a casa de Odiseo—uno de los héroes de la Guerra de Troya.
Históricamente, se sabe poco sobre Homero, pero la mayoría de los estudiosos creen que compuso sus poemas en el siglo VIII o IX a.C. Incluso en ese momento, Homero sintonizó su conciencia con la llama de confort, y la radiación que sostenía con el enfoque de su propia llama del corazón fue una gran bendición para la vida elemental.
En su última encarnación como pastor en India, la luz que él sacaba silenciosamente mantuvo la llama para millones de corrientes de vida. Obtuvo su maestría consagrando sus cuatro cuerpos inferiores como un cáliz para la llama del Espíritu Santo y su conciencia como un transformador de paso para las emanaciones de Sanat Kumara, el Anciano de los Días.
Despierta la Luz Interior y Cambia a Ti Mismo y a Tu Mundo
El Maha Chohan te ministrará en cada encrucijada de la vida, si tan solo te detienes un momento al tomar decisiones, piensas en el Espíritu Santo y simplemente dices el mantra: «Ven, Espíritu Santo, ilumíname».